Quienes pensaron que no podía haber más noticias malas para la comunidad científica del país en este 2021 se equivocaron.
La inminente desaparición del Instituto Nacional de Ecología y Cambio Climático y del Instituto Mexicano de Tecnología del Agua constituyen, al mismo tiempo, un error y una afrenta.
Un error porque el Estado mexicano se corta a sí mismo espacios que generan información de calidad para la toma de decisiones en temas estratégicos.
Y una afrenta porque no se toma en cuenta ni la opinión ni las carreras de los científicos que trabajan en esos institutos.
Tal parece que la 4T es alérgica a la generación de conocimiento. Su ataque a los centros de investigación constituye una acción concertada que vulnera al país.
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